viernes, 18 de noviembre de 2016

Acerca del devenir, acerca de ti, acerca de mí.

Vivir es transitar por un constante. Nada permanece intacto. Nada de mantiene en el mismo lugar.  Incluye paisajes, rostros, estaciones, amigos..., y por supuesto sentimientos.
Los sentimentos son físicos. Habitan el cuerpo. Recorren la piel, los músculos, la sangre. Se alojan en el pecho con un suspiro, en las manos,  en el estómago con temor, en el rostro que se sonroja y en los dedos que se crispan de rabia.
Y las emociones pueden también proyectarse en acciones: el deseo de un abrazo; la furia en un grito, la ternura en un beso... Y son las acciones las que generan que dos personas se encuentren y de esos encuentros surjan consecuencias, que puede ser por ejemplo unas relación de pareja, una pelea en la calle, un amistad de años...
Las emociones del otro pueden sentirse. Puede sentirse el amor, el odio, la tristeza o la alegría del otro. Las emociones son por sí mismas señales que se envían hacia el otro y que provocan reacciones: el deseo de acercarse o alejarse; de cuidar; de acompañar.
Y aquí es donde entras tú, pues he sido testigo de tus emociones y de lo que ellas provocan. He sido depositario de tu amor mediante besos y caricias. He sido depositario también de tu alegría con tus palabras y risas. He probado en estos últimos meses a lo que saben tus emociones...
Y lo que hoy me trae aquí y retomando el inicio de esta reflexión es que el sabor de tus emociones hacia mí está cambiando. De forma muy suave pero constante. Y como dije antes, puedo sentir tus emociones y puedo sentir el matiz distinto que están tomando. Su calor se está apagando, su color se está opacando.
Quizás tú no te hayas dado cuenta o no quieras notarlo, pero está pasando. Ya no siento esa mirada que me hacía perder la razón, así como tampoco el tono de voz que se convertía en temblor en mi piel.
Podría incluso decir que siento que quieres alejarte, tomar más distancia de la que anteriormente buscabas conmigo. Que tus suspiros cuando me miras ya no son igual de profundos y tu sonrisa al encontrarme es más corta. Y tus labios ya no están apurados por decir "te quiero" ni veo esa prisa por estar cerca de mi.
Y quizás quieras negarlo pero tus acciones hablan por ti y mi alma y mi corazón pueden descifrar tu verdadero sentir. Pero es difícil ocultar cuando un hielo comienza a derretirse.
Pero todo forma parte de esa constante de la que platiqué al inicio y quizás lo único que deseo saber de ti es que me confirmes si así es o sólo son inventos de mi enamorada alma que simplemente busca no dejar de habitar en el lugar más profundo de tu corazón.