Tú y yo, ironía. No estás conmigo pero no puedo estar sin ti. Eres la falla en mi geografía. Una asincronía en mi tiempo. La nota que no encuentro en mi melodía.
Eres aquello que no debiera ser y sin embargo necesito.
Eres el espacio que mis manos anhelan. Eres todo lo que no tengo y aún así estás siempre presente. Mi primer pensamiento en mis despertares eres tú justo cuando más ausente te encuentras. Mientras más lejos te encuentras más profunda estás en mi piel.
Y a veces quisiera ya olvidarte, para darme cuenta que al desearlo te conviertes en el personaje principal de mis sueños.
Tú y yo, ironía. Contradicción, anti-lógica, paradoja, sarcasmo de la vida. Te pienso y sólo quisiera conquistar tu territorio con esta mezcla de furia y ternura que carcome mis días... Pero no tengo nada más que un sinsentido de recuerdos, sensaciones y emociones a los que no logro dar cauce y se desbordan sin rumbo definido, perdiéndose en su devenir.
Pasan los días, cada uno inicia con la esperanza de volverte a ver y muere con la cruda realidad de una ausencia que me hace solo mirar tus recuerdos a la distancia.
Eres una promesa no cumplida pero que continúa vigente. Un vacío lleno de desencuentros. Silencios que me gritan tu nombre y arañan mi espalda.
Eres aquello que no debió ser y que sin embargo hoy existe por encima de cualquier sensatez y cordura.
Dónde te encuentro más que en la memoria de mis manos y de mis labios. No puedo hallarte si no es en el rastro dejado por el aroma de tu cabello. Estás en las huellas invisibles que tus dedos dibujaron en mi rostro cuando me tomaban para besarme. Es decir, estás por todas partes menos aquí en mi lecho en donde poderte tener para ser mi primera visión al despertar.
Realidad contra anhelo. Una realidad que me abofetea con toda su fuerza desvaneciendo todos mis sueños acerca de ti y de mí. Enamorado y perdido. Ternura que choca de frente con la falta de ti. Deseo que quema mi ser y cuyo bálsamo sólo está, irónicamente, en el fuego de tu cuerpo.
Y aún así, me encuentro aquí, sin poder conciliar el sueño, aullando por que puedas escucharme desde mi desesperado insomnio...
sábado, 30 de diciembre de 2017
Contrasentido
viernes, 8 de diciembre de 2017
Inquilina
Casi siempre y de muchas formas.
Cuando digo que estás aquí, me refiero a que tu presencia es casi palpable.
Es casi poder percibir tu aroma.
Es saberte.
Es pensarte.
Es soñarte.
Es saber que necesito que estés aquí.
Quizás para creer que yo estoy también en ti.
Y de ti siempre está el recuerdo de tus ojos.
Esos ojos que al mirarme eran como una caricia que recorría todo mi cuerpo.
Esos ojos que me atrapaban con sólo insinuarse.
Esos ojos en los que me gustaba quedarme hasta que tu mirada se desviara.
Ojos que en ocasiones me miraban con ternura. En otras con alegría y a veces con deseo.
Extraño tanto tus ojos. El mirarlos y saberme parte de ellos..., parte de ti.
Ocupas en mí un espacio.
No sólo un espacio figurado, no, pues el espacio que ocupas es físico.
Es un espacio justo debajo de mi cuello, detrás del esternón.
Un espacio que en ciertos días aprieta y en otros se expande.
Un espacio que la más de las veces produce calor y cosquillas, pero que también puede causarme frío.
En la memoria de mis manos.
En esa sensación de tomar tus manos y acariciarlas.
En esa magia de tomar tu rostro y tus labios y recorrerlos.
Estás en esa sensación que vive en mis dedos cuando han recorrido tu piel.
En el recuerdo de haberse internado en tu más profunda intimidad.
En mi boca y en los sabores que dejabas en ella al besarnos.
En mis labios y en la presión al juntarse a los tuyos y la sensación de tus dientes mordiéndolos.
En la memoria de tu lengua jugando con ellos.
De muchas formas.
En muchos momentos.
De muchos sabores.
De tantos recuerdos.
Con el aroma de tu cuerpo.
Con esa esencia que te pertenece.
Con esa particular nota que se desprende de tu cabello.
Cierro los ojos y casi puedo tocarte.
jueves, 2 de noviembre de 2017
Cuando la locura nos alcanzó...
Hola loquita. Es todo muy confuso y me cuesta trabajo poner orden en lo que pienso y siento, quizás porque cuando sentir y pensar se juntan a veces no están en la misma sintonía.
No quiero hacer de esto una carta de despedida, pero en el fondo tal vez lo es. Quizás sea más bien como una carta de salvación lanzada al mar dentro de una botella, pues no sé si llegara al lugar al que quiero.
Me siento muy confundido y con una mezcla de emociones de estos últimos días, momentos muy complicados e incómodos. Literalmente las últimas semanas he sentido cómo se ha instalado un muro a tu alrededor. Un muro invisible. Por lo mismo puedes decir que no existe, pero al quererme acercar a ti, me golpeo con él y te miro desde la distancia, con tu misma sonrisa y con esa actitud de que todo está bien, pero cada intento mío por tocarte me es imposible y de tanto toparme con ese muro comienza a doler, sobre todo en el corazón.
No tengo la certeza, pues sólo la tendría si me lo dijeras, pero hay mil y un pistas que has enviado de que has decidido tomar distancia de mí. No me lo has dicho, pero detalles como la falta de un "te quiero", "te deseo" o "te necesito" o hasta tonterías de que ya no recibo "panditas con corazones", me hacen sentir descontrolado, triste, enojado, desconcertado y cada día voy perdiendo la esperanza de seguir ocupando el lugar que tenía en ti.
La otra vez dijiste una frase como de "pues somos amigos, ¿no?", y me hizo sentir como en tiempos de la secundaria cuando te mandaban al carajo con el elegante "pero seguimos siendo amigos". Amigos lo hemos sido. De hecho sabes de mí cosas que nadie más sabe, me conoces en facetas que nadie más lo hace y tengo en ti una confianza como en nadie más. Quizás fuimos amigos incluso antes de que me enamora de ti... El problema es que cuando me enamoré de ti instalé un software all-in-one, que incluía la funcionalidad amigo, pero también la de confidente, la de amante, la de novio y varias otras free adds. Hoy cuando quiero utilizar el modo "sólo amigo", el software se vuelve loco, se desconfigura y comienza a hacer pendejadas.
Creo que entiendes a que me refiero...
Te quiero. Te quiero de una forma que llegó al nivel de amor. Nunca pensé que ese primer beso podría transformarse en algo tan fuerte, intenso, especial y hermoso como en lo que finalmente se convirtió. Me has hecho sentir emociones, sentimientos y pasiones que no había tenido oportunidad de conocer, y mira que a mi edad conocer algo nuevo ya no es tan sencillo.
Literalmente veniste a voltear mi mundo de cabeza y yo con toda la ingenuidad que aún me quedaba, me dejé ir, sin protección ni medidas de seguridad. Cuestión de personalidad. No sé vivir esto del amor de otra manera.
Pero el problema es que hoy todo esto que siento ya no tiene salida. Es un bomba y como tal en los últimos días me ha estado lastimando. Tuve tres o cuatro días de una rabia irracional en la que dos o tres veces estuve a punto de lanzarme a los golpes, pero también he sentido una tristeza que hace mucho tiempo no me acompañaba. Es una sensación como si mi día fuera gris aunque afuera haya sol y no poder abrir la ventana para que éste entre en mi habitación.
No me lo has dicho, como creo que hay otras cosas que tampoco has hecho. Como interpreto todo es que has decidido tomar distancia y que en ti ya no ocupo ese lugar que quizás algún día tuve. No me lo dices pero lo siento. Lo siento en tu voz, en el tiempo que dedicas a mí, en tu energía, en lo que dices pero sobre todo en lo que no.
Por ello estos últimos días tomé distancia, en particular para ver si hacías algo diferente, pero comienzo a pensar que esa distancia te viene cómoda y hasta adecuada. Me da la impresión de que sigues en comunicación conmigo sólo porque yo te busco, pero que si dejo de hacerlo, podemos dejar de hablar por un mes sin que para ti sea un problema.
Me hubiera gustado que lo hubieras hablado conmigo, sin duda, pero tampoco puedo forzarte a hacer algo que no quieres o que no estás lista para hacer. Quizás tu táctica sea de disuasión a través de la instalación de la distancia y la indiferencia.
Yo no estoy listo para separarme de ti, pero hace tiempo que he comenzado a verlo como una medida de supervivencia. No estoy listo para dejarte de querer. No estoy listo para ya no verte. No estoy listo para deshacer ese mundo particular que habíamos construido lleno de confidencias, de momentos, de risas y bromas, de fuego, de cariño y éxtasis. Pero quedarme ahí es también un suicidio.
Quizás estas palabras sean una última esperanza, aunque también son mi manera de dejar que el sentido común comience a entrar en mi loca cabeza.
Entenderé que si después de estas palabras continúa tu distancia, tu decisión de alejarte es un hecho.
Como lo dije antes, me hubiera gustado que me lo dijeras y que no te envolvieras en ese caparazón inexpugnable. Me hubiera gustado abrazarte y hacerte sentir lo que vibra en mí, ese cariño especial y esa pasión desbordada. Me hubiera gustado besarte y transmitirte ese amor que hay en mí por ti. Me hubiera gustado hacerte el amor y recordarte ese éxtasis que se apodera de nosotros cuando estamos solos, desnudos, amándonos.
Me hubieran gustado tantas cosas, pero pues "hay lo que hay". Y eso que hay en ti lo desconozco.
Desconozco si tú amor por mí se enfrió, si te cansaste de mí, si algo pasó en ti, si estás retomando tu relación... Y hay muchos "sis" con los que estoy enloqueciendo. Y sí, aún puedo estar más loquito.
Loquita. Mi loquita tan loquita.
Espero saber algo de ti. Y si no lo sé, también es una manera de saberlo, pero más sujeta a interpretación.
Bueno, esto es lo que pienso y siento y aquí dejo asentado.
Te quiero, desde Caminero hasta Pantitlán en metrobús en hora pico.
sábado, 26 de agosto de 2017
Porqué las flores
Por el que aún pueda ser
Por tu sonrisa irremplazable
Por tus desplantes de vez en vez
Por las huellas que has dejado en el territorio de mi piel
Por los momentos acumulados que hoy son un tesoro de recuerdos
Por los ratos juntos, por mi callada espera, por tu franqueza
Porque has estado
Porque quizás no estés más
Por que nunca te vayas
Por tus manos
Por tus labios
Porque siempre has sido un misterio
Porque no te quiero perder
Por esa piel que es como una droga
Por esa risa corta y traviesa
Por los miles de suspiros que tienes a diario
Por tu cabello oscuro que me cubre al hacer el amor
Por una amistad tan especial
Porque has estado ahí
Porque no has estado lo que quisiera
Porque mi vida es distinta desde tu llegada
Porque eres
Porque soy
Por las historias que hemos hilado juntos
Por las que nos falta seguir tejiendo
Por los momentos que nunca serán
Porque me haces falta
Porque te extraño
Porque te tengo y no
Porque no te tengo y si
Por los viajes al cielo
Por las caídas a tierra
Por la ansiedad de cada fin de semana
Por la alegría de verte cada lunes
Por las lágrimas que me has dejado acompañarte
Por las risas que te he arrancado
Por el éxtasis que se ha escapado de tus labios
Y el placer que has despertado de mi centro
Porque si te vas a dónde iré
Porque si te quedas me bendices
Porque te quiero
Porque te amo
Porque te deseo
Porque te necesito
Porque eres mi paraíso
Pero igual mi infierno
Porque eres todo
Por esto que hoy siento
Por el presente
Pero sobre todo por el futuro
... el cual sólo pido me atrape muy cerca de ti.