sábado, 12 de noviembre de 2005

De-bra-lle

Medianoche y yo buscando respuestas en los lugares equivocados. Formulando las preguntas incorrectas, siguiendo pistas falsas que me llevan a la confusión del sin-sen-ti-do.
Creo que si supiera lo que busco, mi tarea se facilitaría. Y héme aquí, con los ojos rojos, la espalda adolorida y las nalgas entumidas de tantas horas aplastado en esta silla.
Si supiera lo que busco no estaría buscando, pues busco respuestas a una pregunta aún no estructurada. Miro la pantalla y mi tentación primera es apretar el botón "Del" y mandar al olvido todas estas palabras. Pero no lo haré. Dejaré que las palabras solitas se confundan. Y qué bueno que a ellas no puedo escucharlas (a las palabras), pues seguramente interpelarían que el confundido es el que las ha puesto en fila (o sea yo) y ellas sólo expresan la insensatez que mis manos van regando a cada toque en el tablero.
Es la hora. Hora del mayor silencio. Madrugada insensata... Cómo será la madrugada de cabrona que me hace decir tanta mam... Y sómo seré yo de irresponsable... No veré salir el sol pues habré de estar jetón.

Refugio

Para ti tengo un refugio
cubierto de agua y vacío de silencio
en el que el alma flota y la luz escapa
y la muerte calla
pues la vida se entreteje entre llanto y risa
refugio de piel, sudor y sal
refugio de dientes blancos que se pierden en el carmín de tu sangre
y que mi lengua limpia a pasos chiquitos...
si tu calor no me quema,
prefiero dejarme secar al sol
y que tu aliento,
húmedo y profundo,
me saque de mi invierno...

martes, 8 de noviembre de 2005

Distracción

¿Cómo puedo volver la vista? Dices que quieres ocultar tu desnudez y hacerlo sería sin duda lo más cruel que hacia mí has jamás intentado. ¿Concentrarme? No podría hacerlo hacia algo diferente de tu piel terciopelo. Silencio. Pues el recuerdo no me basta y quizás sólo tengamos este instante y no tengo otro que el de este momento pues mañana no podrías garantizarme que seguiré aquí contigo. Así que calla, si me hablas hazlo en susurros, con los cuales acarices el último resquicio de alma que intenta abandonarme ante esta lujuria que tu imágen en mí despierta. Acaricia mi alma pues quiero tocarte no sólo con la piel de mis manos, quiero hacerlo con la eternidad de este instante, con la fuerza impermanente de este momento que amenaza alejarse y no quiero quedarme con recuerdos sino más bien con la experiencia que acunaré bajo mi piel. Silencio, pues la noche va cediendo paso al sol y amenaza con hacerme despertar y no podría enfrentar la mañana ante la incertidumbre de no haber conocido tu rostro, así que permíteme permanecer en este sueño, que ha sido el momento más real de ésta, mi existencia.

sábado, 5 de noviembre de 2005

Meditación

Me pide hablarle de usted, a usted dama oscura en alas de trueno, a usted, dama cuyos insomnios acompaño, a usted, que se dice desconocida en mi existencia, cuando cada vez que al cerrar mis ojos invoco su presencia y complemento mi alegría a la vez que mi desazón de saberla tan cercana y a la vez ajena. Y en mis manos vive el recuerdo de su silueta virginal, la textura de sus labios abundantes cual granadas y de ese rincón en el que he depositado el calor que sólo a su lado podría calmar.Me pregunta si seré eterno para acompañar su mundo y su andar... Mortal soy al final, pero cuento también con la eternidad para poder invocar a mi esperanza y a mi deseo de compartir a su lado un tiempo que ambos desconocemos si estará siendo o aún por venir estará.Mi destino hoy apunta a sus dominios, explorador de sus tierras, en espera de hallarle, pues así como usted es dragón, verá en mí al unicornio galopando desde mi región boreal hacia sus dominios del norte. Y viene a mí la pregunta si su vuelo podrá entretejerse con mi alado galopar y ambos ser capaces en armonía de continuar descubriendo rincones vírgenes e indómitos, tanto de su piel como de la mía, tanto de su mundo como de mi territorio...Hoy mis alas baten con toda su amplitud y me elevo tan alto como imposible me sea, buscando en el horizonte su casa prometida. Puedo ver la silueta que comienza a delinearse allá a lo lejos. ¿Será esta en efecto su casa? ¿Será usted la que miro traspasando el umbral? Si mañana mi cuerpo sudoroso se encuentra al lado suyo, será que mi búsqueda fructificó, si no, seguiré buscando, siempre guiado por el aroma de la urgencia que a su paso va dejando.