sábado, 12 de noviembre de 2005

De-bra-lle

Medianoche y yo buscando respuestas en los lugares equivocados. Formulando las preguntas incorrectas, siguiendo pistas falsas que me llevan a la confusión del sin-sen-ti-do.
Creo que si supiera lo que busco, mi tarea se facilitaría. Y héme aquí, con los ojos rojos, la espalda adolorida y las nalgas entumidas de tantas horas aplastado en esta silla.
Si supiera lo que busco no estaría buscando, pues busco respuestas a una pregunta aún no estructurada. Miro la pantalla y mi tentación primera es apretar el botón "Del" y mandar al olvido todas estas palabras. Pero no lo haré. Dejaré que las palabras solitas se confundan. Y qué bueno que a ellas no puedo escucharlas (a las palabras), pues seguramente interpelarían que el confundido es el que las ha puesto en fila (o sea yo) y ellas sólo expresan la insensatez que mis manos van regando a cada toque en el tablero.
Es la hora. Hora del mayor silencio. Madrugada insensata... Cómo será la madrugada de cabrona que me hace decir tanta mam... Y sómo seré yo de irresponsable... No veré salir el sol pues habré de estar jetón.

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