sábado, 5 de noviembre de 2005

Meditación

Me pide hablarle de usted, a usted dama oscura en alas de trueno, a usted, dama cuyos insomnios acompaño, a usted, que se dice desconocida en mi existencia, cuando cada vez que al cerrar mis ojos invoco su presencia y complemento mi alegría a la vez que mi desazón de saberla tan cercana y a la vez ajena. Y en mis manos vive el recuerdo de su silueta virginal, la textura de sus labios abundantes cual granadas y de ese rincón en el que he depositado el calor que sólo a su lado podría calmar.Me pregunta si seré eterno para acompañar su mundo y su andar... Mortal soy al final, pero cuento también con la eternidad para poder invocar a mi esperanza y a mi deseo de compartir a su lado un tiempo que ambos desconocemos si estará siendo o aún por venir estará.Mi destino hoy apunta a sus dominios, explorador de sus tierras, en espera de hallarle, pues así como usted es dragón, verá en mí al unicornio galopando desde mi región boreal hacia sus dominios del norte. Y viene a mí la pregunta si su vuelo podrá entretejerse con mi alado galopar y ambos ser capaces en armonía de continuar descubriendo rincones vírgenes e indómitos, tanto de su piel como de la mía, tanto de su mundo como de mi territorio...Hoy mis alas baten con toda su amplitud y me elevo tan alto como imposible me sea, buscando en el horizonte su casa prometida. Puedo ver la silueta que comienza a delinearse allá a lo lejos. ¿Será esta en efecto su casa? ¿Será usted la que miro traspasando el umbral? Si mañana mi cuerpo sudoroso se encuentra al lado suyo, será que mi búsqueda fructificó, si no, seguiré buscando, siempre guiado por el aroma de la urgencia que a su paso va dejando.

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