Cuerpo de ironía, que ES pero NO ES al mismo tiempo. ES por sí mismo. ES porque existe. ES porque habita. ES porque puedo mirarlo, inconfundible, determinado, sereno, ligero y fuerte. ES porque puedo percibirlo. ES porque simplemente no sé qué decir cuando pienso en él...
Mas ese cuerpo NO ES desde el momento en que esta distancia se instala en el camino de ese cuerpo tuyo y mi propio cuerpo. NO ES desde el momento en que no existe en mí. NO ES porque soy incapaz de habitarlo. NO ES porque está ajeno a mí. NO ES porque el tan sólo mirarlo, me confunde y me pesa sin siquiera tocarlo. Me pesan esa distancia y esa levedad simplemente por la incapacidad de poder hallarlo pleno, completo, total y absoluto en mí. NO ES porque tan sólo percibirlo me mata, porque tan sólo pensarlo enloquece mi mente.
Y está ahí, está aquí..., inmóvil, completo, cual tiempo. Y como tiempo no puedo retenerlo ni acuñarlo. Como tiempo se escapa. Como tiempo es también presente, y mi presente y el de ese cuerpo simplemente no coinciden. Y en mi deseo de arrancar a ese cuerpo de tiempo quisiera morderlo, arañarlo, ahogarlo con esta sensación de sed, pero al mismo tiempo besarlo, acariciarlo, descubrirlo, conquistarlo, abandonarlo...
Cuerpo ajeno, cuerpo frío de la distancia, pero tan cálido que puede adivinarse, detrás de su propio andar, de su propio bamboleo. Cuerpo de luna, aislado, sereno, ajeno y distante. Cuerpo de luna que quisiera rescatar para mi propio gozo.
Y al final me doy cuenta que ese cuerpo pertenece a una realidad ajena a mí, inconquistable. Reconozco la propia identidad de aquel cuerpo que es una identidad distinta a la mía y por lo tanto imposible de poseer por completo.
Cuerpo sin dueño y yo..., yo aquí sin cuerpo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario