sábado, 12 de noviembre de 2005

De-bra-lle

Medianoche y yo buscando respuestas en los lugares equivocados. Formulando las preguntas incorrectas, siguiendo pistas falsas que me llevan a la confusión del sin-sen-ti-do.
Creo que si supiera lo que busco, mi tarea se facilitaría. Y héme aquí, con los ojos rojos, la espalda adolorida y las nalgas entumidas de tantas horas aplastado en esta silla.
Si supiera lo que busco no estaría buscando, pues busco respuestas a una pregunta aún no estructurada. Miro la pantalla y mi tentación primera es apretar el botón "Del" y mandar al olvido todas estas palabras. Pero no lo haré. Dejaré que las palabras solitas se confundan. Y qué bueno que a ellas no puedo escucharlas (a las palabras), pues seguramente interpelarían que el confundido es el que las ha puesto en fila (o sea yo) y ellas sólo expresan la insensatez que mis manos van regando a cada toque en el tablero.
Es la hora. Hora del mayor silencio. Madrugada insensata... Cómo será la madrugada de cabrona que me hace decir tanta mam... Y sómo seré yo de irresponsable... No veré salir el sol pues habré de estar jetón.

Refugio

Para ti tengo un refugio
cubierto de agua y vacío de silencio
en el que el alma flota y la luz escapa
y la muerte calla
pues la vida se entreteje entre llanto y risa
refugio de piel, sudor y sal
refugio de dientes blancos que se pierden en el carmín de tu sangre
y que mi lengua limpia a pasos chiquitos...
si tu calor no me quema,
prefiero dejarme secar al sol
y que tu aliento,
húmedo y profundo,
me saque de mi invierno...

martes, 8 de noviembre de 2005

Distracción

¿Cómo puedo volver la vista? Dices que quieres ocultar tu desnudez y hacerlo sería sin duda lo más cruel que hacia mí has jamás intentado. ¿Concentrarme? No podría hacerlo hacia algo diferente de tu piel terciopelo. Silencio. Pues el recuerdo no me basta y quizás sólo tengamos este instante y no tengo otro que el de este momento pues mañana no podrías garantizarme que seguiré aquí contigo. Así que calla, si me hablas hazlo en susurros, con los cuales acarices el último resquicio de alma que intenta abandonarme ante esta lujuria que tu imágen en mí despierta. Acaricia mi alma pues quiero tocarte no sólo con la piel de mis manos, quiero hacerlo con la eternidad de este instante, con la fuerza impermanente de este momento que amenaza alejarse y no quiero quedarme con recuerdos sino más bien con la experiencia que acunaré bajo mi piel. Silencio, pues la noche va cediendo paso al sol y amenaza con hacerme despertar y no podría enfrentar la mañana ante la incertidumbre de no haber conocido tu rostro, así que permíteme permanecer en este sueño, que ha sido el momento más real de ésta, mi existencia.

sábado, 5 de noviembre de 2005

Meditación

Me pide hablarle de usted, a usted dama oscura en alas de trueno, a usted, dama cuyos insomnios acompaño, a usted, que se dice desconocida en mi existencia, cuando cada vez que al cerrar mis ojos invoco su presencia y complemento mi alegría a la vez que mi desazón de saberla tan cercana y a la vez ajena. Y en mis manos vive el recuerdo de su silueta virginal, la textura de sus labios abundantes cual granadas y de ese rincón en el que he depositado el calor que sólo a su lado podría calmar.Me pregunta si seré eterno para acompañar su mundo y su andar... Mortal soy al final, pero cuento también con la eternidad para poder invocar a mi esperanza y a mi deseo de compartir a su lado un tiempo que ambos desconocemos si estará siendo o aún por venir estará.Mi destino hoy apunta a sus dominios, explorador de sus tierras, en espera de hallarle, pues así como usted es dragón, verá en mí al unicornio galopando desde mi región boreal hacia sus dominios del norte. Y viene a mí la pregunta si su vuelo podrá entretejerse con mi alado galopar y ambos ser capaces en armonía de continuar descubriendo rincones vírgenes e indómitos, tanto de su piel como de la mía, tanto de su mundo como de mi territorio...Hoy mis alas baten con toda su amplitud y me elevo tan alto como imposible me sea, buscando en el horizonte su casa prometida. Puedo ver la silueta que comienza a delinearse allá a lo lejos. ¿Será esta en efecto su casa? ¿Será usted la que miro traspasando el umbral? Si mañana mi cuerpo sudoroso se encuentra al lado suyo, será que mi búsqueda fructificó, si no, seguiré buscando, siempre guiado por el aroma de la urgencia que a su paso va dejando.

jueves, 21 de julio de 2005

Handle with care!

Mi fragilidad me delata..., mi fragilidad me espanta.
Tiemblo de miedo ante el correr de la suave brisa.
Pues en su andar podría desvanecerme.
Mi estabilidad es delgada, cual hilo de seda.
Mi serenidad se resquebraja con el rumor de las sombras.
Soy demasiado suave para este mundo,
demasiado frágil para esta vida.
Mi fuerza es un sueño cuanto más me alejo,
y tomo distancia del juego de ser,
de aquel que aún no sé si puedo.
Y hoy no sé si puedo o quiero o por el contrario
decido poner una valla, que del mundo
ajeno me deje, callado y a salvo,

sábado, 25 de junio de 2005

Sueño

Decidido estoy a reuniciar a mi andar sobre tierra firme y elijo viajar, a partir de hoy, en alas de dragón.
Me refugio en su lecho, resguardado por su casa, allá en lo alto, más lejos aún de donde el norte termina y el sur domina, allá en el olvido de un tiempo que al ser eterno, aquellos que vivieron antes no dejaron testimonio.
Como único testimonio cuento con este viento que enfría mi rostro y calienta mi alma, como único testimonio queda el dolor en mis labios y el fuego en mi vientre que nunca se apaga, pues su piel oscura y antigüa mantiene el fuego encendido y la paz dilatada y una eterna lágrima que no termina por caer, pues temo lastimar su cuerpo ardiente con mis gotas de agua y sal.
Compañero mío, dijo aquella noche, y esta locura se volvió cordura y de mi anterior cordura no hay residuo y hoy sólo mantengo esta voz que grita en mi adentro y guía el vuelo que contigo acompaño, compañera.
Este sueño que no acaba por concluir ni termina por iniciar, y en mi propio sueño vivo de insomnio y termino con el cansancio en el pecho para caer de nuevo en este difuso mundo de imágenes que siempre te incluyen, con un batir de alas que estremece el silencio, con tu sombra que acompaña el suave recorrido por estas tierras que estoy aprendiendo a conocer...

miércoles, 22 de junio de 2005

Explorando

Si voy al norte, ¿dónde queda mi sur? ¿Acaso donde algún día estuve ignorando lo que era o el lugar donde redescubrí que nunca sabré quién soy?
Si voy al norte, ¿realmente me estará esperando un nuevo tiempo o sólo volveré a hallar el punto del que un día partí?
Si voy al norte, ¿me estará esperando tu voz callada y tu susurro de silencio o el desierto se mostrará imponente rodeado de oasis que no terminan?
Hoy me voy al norte, empaco los restos de este hemisferio que me dio cobijo y beso la tierra que sostuvo mis pasos, abrigo a mis tristezas y abono a mis alegrías.
Me voy al norte y quizás me pierda, pues decidí no cargar brújulas ni mapas, y dejar que el viento guíe mi mirada, detrás de la cual seguirá mi andar.
Me voy al norte con la esperanza anticipada y el miedo resguardado, sabiendo que no hay regreso, como nunca lo ha habido, así que espero hallar tus brazos extendidos y tus labios abiertos. Y si así no fuere, el viento hará el resto, y juntos trazaremos una nueva ruta para seguir explorando.

jueves, 9 de junio de 2005

Calendario

Me queda junio para los úlimos arreglos y julio para despedirme. Me voy de viaje hacia los siete años que vienen y a los que quizás no llegue. Están por irse siete más y me queda junio para los últimos arreglos porque en julio me despido y quiero descansar.
Estos años que dejo atrás tienen dedicatoria y los voy a a extrañar... y no. No los cambio por nada pero tampoco regreso, al menos no en esta vida, en otros ya he estado ahí eternamente, pero ahorita, ahorititita, sólo les dejo una flor que habrá de marchitarse, pero estaré ya lejos cuando ello ocurra, sembrando rosas nuevas, frondosos robles y espesas bugambilias.
Si alguien pregunta, diré que quería volver pero olvidé el camino. Sólo tú sabes que estoy mejor contigo, para empezar a mirar hacia adelante y que estuve ahí, un poco marchito, pero hoy he retoñado.
Si he de sentir ausencia, será de tristeza, pues he decidido acompañarme de ella para cuando me haga falta. Ella sabrá esperar, ser amiga paciente, llenar mis ojos de lágrimas cuando el pecho se encoja de suspiros callados y dejarme envolver en mí, pero también sabrá soltarme, pues aprendí a pedírselo y ella ha decidido escucharme.
Me queda junio para los últimos arreglos y ya es día 9. Y los días que queden vendrán como rio en deshielo, limpiando mi corazón que con el calor se derrite de muchos años de un frío sordo. Y a decir verdad, no sé si aquí estaré mañana. Y hoy estoy y no importa nada más. Hoy estoy. ¿Escuchas? ¡HOY ESTOY! Y no tengo prisa pues no tengo a dónde querer ir, sólo quiero quedarme. Así que si julio llega, comenzaré a despedirme descansadamente...

Rosa del Norte


Si decides bajar, al sur de mi cuerpo, sobra decir que te estaré esperando, con un tallo de espinas que dejaste clavado en mi piel. Si decides quedarte, acabarás marchita. Esta vez no eres azúl sino roja, quizás porque has sangrado o yo te dejé enrojecida de la última herida... Posted by Hello

Shhhh

Acalla mi silencio para poder gritar...

Café de las siete II

Hoy el café se quedó esperando... Curiosamente no me extrañó, nunca me extraña a pesar de mi ausencia. El café tiene un sano comportamiento: Si llego me recibe, y si no, sigue tan calmo y sereno como rosa en florero. Nunca llora por mi ausencia; nunca desgarra sus ropajes tostado y amargos... Sólo espera y si hoy hubiese llegado, me habría recibido con esa cálida presencia, más cálida aún que la piel de cualquier mujer... Miento, hay una que se equipara en temperatura a la bebida del placer y hoy me quedé yo esperando, caliente, como líquido a punto de estallar y me dejé enfriar ante tanta presencia fallida suya.
Mañana espero un sorbo de su parte, chupar la espuma que se escurre entre sus pezones, recibir en mí su fluido dulce-amargo, quemarme con el filo de su piel, y sorberle a cachitos, gota a gota que se escurren en la curva de sus nalgas.
Mañana habrá más suerte o no. es decir, ¡quién sabe!

miércoles, 8 de junio de 2005

Volando hacia una flor ázúl

Hoy estuve ahí, tan cerca de ti, rozando desde mi imaginación los rincones no evidentes pero tan concretos de tu presencia nueva.
Hoy estuve ahí y el calor de mayo y el calor de este junio cruel no se comparan con el que envuelve y guarda este territorio conocido que limita mi piel.

No creo que después de hoy vuelva a conocer el frío pues he quedado marcado por el fuego de haber estado tan cerca de ti, tocándote, pero sin poder tocarte. ¿Dónde guardo todo mi calor? ¿Cómo doy salida a tanto ardor pues una noche no sería suficiente? ¿Dónde guardo las noches por venir y en las que huyo a mi soledad? Soledad que sólo podría ser remplazada por tu presencia, por ese olor tuyo que guardo en mi recuerdo, olor a luna llena, olor a viento que se escurre entre las hojas de tu piel hasta la tierra de mi obsesión...
Obsesión de haberte soñado y hoy que despierto, haberte perdido. Y no dejo de preguntarme si estarás lista para recibir en tu vientre un infierno que amenaza con destruirme..., y sobre todo, no dejo de preguntarme que haré si realmente logro saciar mi sed de viento al emprender esa loca aventura por hallar los pétalos frescos de tu piel azúl...

lunes, 9 de mayo de 2005

Hace Calor

Hace calor, calor de mayo, seco y despiadado. Calor de concreto y lámina.
Con tanto calor se me dificulta distinguir mi propio averno.
Contener tanta sensualidad, tanta sexualidad, se torna doloroso. Tanto que hasta mi sudor se ha secado y mi piel se resquebraja.
Me duele sentirme, me quema sentirme. Soy úlcera errante.
Te toco y pareciera que estuvieras también en ebullición. ¿Cómo haremos para calmar tanto fuego sin quemarnos? Tu saliva es agua hirviente que llaga mi ser como testimonio de su paso por mi piel. Tu sexo es la mismísima entrada al infierno y el mío es espada en llamas que arrasa, derrite y destruye.
Déjame fundirme en ti aunque mañana sólo queden las cenizas de esta osadía que dejamos crecer y devorarnos.
Quédate y quémate en mí...

domingo, 8 de mayo de 2005

Hoy el café fue de las nueve

Hubo café, pero esta vez de las nueve, hora en que la noche era ya dueña y señora del resto de la jornada de este domingo.
Nada escandaloso, pero no quería dejar el domingo sin un par de horas de aroma de café y buena lectura. Si bien esta vez la lectura se complementó con la lectura de pie. Fue la lectura del pie que se asomaba en la mesa del lado. Semidesnudo, tan sólo cubierto por una cinta de tela con el que se mantenía sujeto a la zapatilla. Tan limpio, tan perfecto, moreno y delgado. Fue algo erótico y hasta pornográfico (la verdad es que aún no descubro la diferencia). Nunca he aprendido a leer la mano, pero hoy aprendí a leer el pie. A leer cada dedo, el empeine, la subida hacia el tobillo, el color de las uñas. Hasta podría adivinar su olor y sabor. A partir de ese remanso de piel desnuda podía beber sus movimientos, su cadencia, cómo se exponía desvergonzado y sin pudor.
Yo volteaba a ver mis pies, tan cubiertos, tan escondidos y tan lejanos de aquel pie de mujer que se balanceaba al ritmo de la risa, los silencios y las palabras de su poseedora. Miraba cómo mis pies callados se mantenían ajenos, reprimidos, excitados y erotizados (qué bien que mis pies eran ajenos a mí) y se estiraban en vano intento de alcanzar la desnudez altenera de aquella extremidad.
Al final me quedé con mis pies calzados en los que me subí y me alejé, quizás por una vida, quizás por siempre, de aquel trocito de edén que me ha quitado el sueño, como ni aún el café lo ha logrado...

Hasta donde alcanza la vista

El calor del asfalto y del concreto..., puede soportar el frío pero el calor la mata, - Puta madre, que se quite ya este pinche calor -, aunque sabe que tendrá que aguantarse este infierno de finales de mayo. Son seis cuadras las que ella tiene que recorrer diariamente entre la esquina donde abandona el camión y su departamento. Por supuesto, dentro del camión además del horrendo calor hay que sumarle los olores y los "arrimones" de los pasajeros cuando va de pie. En la tercera cuadra ya va sudando y el aire caliente seca sus pulmones. Se imagina ya en el departamento tumbada sobre el frío suelo de barro. Una coca fría estaría excelente, de preferencia si es de botella. Puede ver el edificio, sólo una cuadra más y a olvidarse del calor. Pasa junto a la tortillería: –No hay nada más difícil que vivir sin ti...- Yaaaj!, esa canción ya no, Señor, ten clemencia de esta devota cristiana y guadalupana, pues esa canción además le recuerda a Jorge, su compañero de oficina, quien le sube a la radio cada vez que tocan esa canción. Le revuelve el estómago. Además, a Jorge le apesta la boca y podría apostar acerca de su poca afinidad con el baño diario, pero lo peor es que no la deja en paz aunque una y otra vez se ha negado a salir con él. Por fin en casa, pero y ¿dónde están las llaves?. Nunca las encuentra, siempre se van hasta el fondo de la bolsa y le hacen vivir una muerte chiquita durante unos segundos en los que aquellas no aparecen. Le viene a la mente la terrible idea de tener que regresar sus pasos y tomar de nuevo el camión hasta la casa de sus padres para conseguir la copia. Hoy no por favor, no con este calor. Se promete limpiar poner en orden el departamento si éstas aparecen. Siente el llavero de bolita entre la agenda y el estuche de los lentes. Gracias Señor, ya sé que Tú nunca me dejas sola, y sé que lo prometí, pero hace mucho calor para hacer limpieza el día de hoy, el sábado prometo levantarme temprano y cumplir contigo. Alza la vista y observa al hombre joven que también la mira. Adiós, guapo, piensa y como no queriendo le dirige una mirada a los músculos de sus brazos. Si con esos brazos me llevara hasta el tercer piso y me colocara sobre el frío suelo, con gusto me quitaría la ropa y dejaría que me echara agua helada sobre el cuerpo. La llave da vuelta y la puerta cede. Alcanza a mirar sus ojos, casi negros y hermosos y se pierde en esa imagen.
No está mal, se repite mientras evoca ese par de piernas tan bien enfundados en los jeans. El calor le irrita un poco, sobre todo en días como éste, pero aprovecha las playeras de manga corta para broncearse los brazos y poder presumirlos. Sabe que causan buena impresión. ¿En qué piso vivirá? Ya la había visto antes y le encanta observar ese rostro sonrojado por el calor. Y qué bien huele ese perfume. Aunque en ese momento recuerda su deuda con Alfredo, en el trabajo. Pero como está pensando en renunciar, en una de esas se va y no le paga nada. Además el güey le ha estado gorroneando comidas y cigarros durante un año, así que cobrarse a lo chino no estará tan mal. Si se hace el negocio con su hermano podrán comprar y vender autos, la bronca, ya lo dijo Sergio, son los robados. Sigue caminando y haciendo cuentas de lo que podrá ganar en un año. De nuevo recuerda a la joven de los jeans... ¿Isabel? No, parece que "el Lennon" le dijo que se llamaba Rosario. No está seguro, pero la verdad es que está buenérrima. La bronca es que sin lana ni un refresco le puede invitar. La deuda con Alfredo le provoca ansiedad, pues ya son tres semanas con ésta que le ha venido dando largas con lo del pago… Siempre tarda tanto el semáforo en esta esquina. La gente se acumula. El anciano tirado sobre la banqueta le extiende su mano sucia y maltratada. No le gusta dar dinero a los pordioseros, pero con los ancianos en distinto. Busca en su bolsa y le regala unas monedas. El semáforo marca en verde y el grupo cruza la calle. El anciano le agradece con una última mirada.
El calor hace más difíciles estos días. El rostro le duele. Lo siente reseco, polvoso, sucio. Sabe que huele mal. Ello jamás le importa, pero hoy en especial, con tanto calor, tiene la certeza de su propio mal olor. Y este tiempo que pasa tan lento. En ocasiones cae dormido y no sabe cuánto tiempo habrá pasado. Su única referencia en estos días es la dirección del sol y la intensidad del calor. Las moscas lo invaden, se le meten hasta en los ojos pero no lo siente, pues se ha vuelto a quedar dormido con el ojo abierto. Los huesos le duelen y le arde el pecho por dentro al respirar. Despierta y un perro le está lamiendo la mano. ¡Ora, pinche perro!. El perro se mueve, más por no encontrar mayor atractivo en seguirle lamiendo la mano que por el grito del viejo. Alcanza a observar las monedas que han dejado sobre el raído suéter que dejó en el suelo. Se vuelve a dormir, atrapado por una fiebre que no ha cesado en los últimos días. Ya no sabe si ocurre en sueños o en la realidad, pero la tos no lo abandona, esa misma tos que ahora lo despierta. Abre los ojos y el sol se ha comenzado a esconder detrás de los edificios más altos. Tiene varias monedas. Extiende la mano y las toma. No sabe si algún "vival" habrá tomado algunas de ellas mientras dormía. No importa, las que tiene le alcanzan para este día. Unos taquitos y un refresco. Alza la vista y descubre a un joven que lo mira con asco y desprecio, para después agregar un gesto de nausea al percibir el fuerte olor a mugre y sudor acumulados de varios días. El viejo no siente pena ni sufrimiento, y ya está pensando en esos tacos y quizás un cafecito de cuatro pesos con un pan dulce. Con todo el esfuerzo de su cuerpo y ayudado de un maltratado y no menos sucio bastón, se logra poner de pie e inicia su cansado y lento caminar por la acera, no sin antes mirar compasivo al joven, a quien entiende perfectamente, aunque éste no lo sepa
Por fin un ligero y fresco viento comienza a recorrer la ciudad. Es una hora agradable para salir a la calle. El calor ha cedido y el viento le refresca el rostro después de varias horas bajo el sol. Es un día extraño. Hoy no se siente bien, y la sensación ha empeorado con los últimos días. Hoy ha estado pensando en la muerte. No como esa presencia ajena del día de muertos o de las películas baratas, ha pensado en la muerte como esa posibilidad que le acompaña a cada momento, como una muerte que está más cerca con cada día de vida. Con una muerte que le respira en la nuca y le susurra palabras que lo embriagan. Tiene miedo, no de la muerte, más bien de la vida. Siente pena por él mismo, demasiada para seguir cargando con ella. Siente desprecio por todo, por el olor de la ciudad, por la suciedad de las calles, por el ruido de los autos, por los perros callejeros, por los niños que lloran de la mano de sus padres, por el viejo que pide dinero en la esquina. Los autos comienzan a avanzar con mayor rapidez conforme el tráfico va disminuyendo. Puede olor el humo que dejan a su paso. Las luces le golpean a los ojos y siente ese mareo, esa náusea. No puede soportar el desprecio de ella. Carajo, que más puede hacer. "No hay nada más difícil que vivir sin ti..." suena en el taxi que va pasando junto a él, esa canción, todo el día presente en su mente, que la siente ya como suya, que irónicamente y de manera tan cursi lo retrata. Recuerda el rostro de ella, sus piernas que, en los jeans del día de hoy, lucían perfectas. Su olor, tan limpiecita, tan educadita. La bocina de un auto lo trae de regreso. Ya oscureció y los faros de los autos lastiman su vista. Pasan frente a él cada vez más rápido. Está mareado, enfermo. Cruza la calle. No advierte el semáforo en rojo. Alcanza a escuchar el rechinar de las llantas. Siente el seco y fuerte golpe en su costado...
¿Vas a pasar? Frente a ella, su vecina le sonríe en tanto intenta salir a la calle. Sí, perdona. Los ojos negros se quedan en su mente. Fue como si el tiempo se hubiera detenido. Recuerda que tiene calor, demasiado, y que una coca fría aguarda en la hielera. Cierra la puerta tras de ella y alcanza a escuchar la música que escapa de una ventana vecina: "No hay nada más difícil que vivir sin ti..."

sábado, 7 de mayo de 2005

Maravilloso

Hoy estoy de maravilla y no tengo razones para estarlo o no, simplemente estoy de maravilla. Y es de maravilla estar de maravilla pues percibo la vida de un color vivo y rico en matices, percibo la vida tan suave y fantástica, compleja más no complicada. Me percibo ligero y fuerte, confiado ante la incertidumbre y deseando que ésta siga siendo mi compañera, pues prefiero una vida con sorpresa y novedad a una vida plana y controlada. Me gusta despertar y saber que allá afuera hay misterio, que aquí adentro hay misterio..., que yo mismo soy un misterio y con la capacidad ilimitada de ser a cada instante. Y eligo ser el que soy, y sólo soy en el acto de ser y es en el hecho que me demuestro y me descubro. Hoy soy vida, hoy estoy en armonía conmigo y con el universo y hoy no necesito más que este instante bendito en que vivo. Hoy estoy de maravila y es lo único que tengo y sólo lo tengo en este momento y ya mañana les cuento.

El Misterio de la Vida

"El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar" Alan Watts

viernes, 6 de mayo de 2005


Hola Güerita Posted by Hello

La fantasía me permite expandir el sentido de mi existencia y es la posibilidad de acceder a otras realidades que, aunque mágicas, también existen. Posted by Hello

Leyendo a Alan Watts

Anoche leía a Alan Watts (de nuevo después de un año) y me di cuenta que pude percibirlo con otro sentido. Lo más importante fue haber descubierto la importancia de vivir la experiencia del momento, sin nombrarla, compararla ni explicarla, sólo permitirme ser la experiencia y que entre ésta y "yo" (lo que sea que "yo" signifique) no haya barreras ni diferencias. Y así como en momentos de pasión y gozo desbordados dejo de tomar conciencia de mí y simplemente me fundo con la experiencia y me convierto en pasión y gozo, así también con la tristeza, con el miedo, con el enojo... Dejarme sentir la experiencia sin ponerla en dimensión contra otras experiencias similares anteriores o incluso contra la experiencia inmediata anterior.., sólo quedarme en lo que sea que vaya apareciendo y encontrar el significado en el estar en el momento a momento... Al final, eso es la vida, un fluir nuevo y constante a cada instante y no una repetición sorda y hueca de eventos. Hoy lo comprendí y lo pude experimentar. Hace un año sólo lo entendí...

Mirando

"Te miro, te miro y no te miro" diría el yucateco.
Yo en cambio te miro y te descubro. Miro en ti una realidad que se esconde pero al mismo tiempo se exhibe, provocativa y misteriosa.
Te miro y te busco. Te busco también en mi propia realidad... Te busco en la confidencia y en la fraternidad que haz construido, en esa misma confidencia y fraternidad que yo también he construido, en torno a ti y en torno a mí.
Te miro y miro esos ojos que anticipan siempre con una sonrisa a la sonrisa de tu boca.
Te miro en silencio, te miro sin verte, pero a veces con más claridad que cuando estas frente a mí.
Te miro pues también estoy aprendiendo a mirarte, desde tu interior y desde el mío y con ello aprendo a conocerte, o quizás más que a conocerte, a reconocerte, pues es como refrescar el conocimiento que de ti ya tenía y comienzo a reconocer esa sonrisa, esa mirada, ese instante apenas perceptible que sucede entre la sonrisa de tu mirada y la sonrisa de tu boca, esas manos, esa alegría y esa energía.
Te miro y comprendo. Comprendo de mí a través de ti, pues sin saberlo estás siendo un puente entre mi pasado y mi presente y al mismo tiempo esa mano que siempre está ahí tendida siempre dispuesta y está siendo un apoyo para salir de aquel distante pasado. Comprendo de mí a través de tus manos, de tus ojos, de tus silencios y tus sonrisas. Así también comprendo de ti a través de mí, de mis manos, de mis sensaciones, de mis más profundos silencios y de mi mirada queriendo entrar en la tuya.
Y así mirándote, conociéndote, comprendiéndote y reconociéndote puedo seguirte mirando desde el torbellino y la calma de mi propia realidad, sabiendo que estás y eres, desde mí y por ti misma, desde aquel pasado lejano que nos ha reencontrado y de aquel futuro del que no sabemos desenlace. Te miro en tu propio camino y en el mío y disfruto el cruce de caminos que nos ha vuelto a unir pero que no sabemos si algún día nos habrá de separar, pero al final siempre habremos de caminar juntos en la eternidad de esta existencia que va más allá de lo que incluso hoy podemos comprender...

Anatomías

Cuerpo de ironía, que ES pero NO ES al mismo tiempo. ES por sí mismo. ES porque existe. ES porque habita. ES porque puedo mirarlo, inconfundible, determinado, sereno, ligero y fuerte. ES porque puedo percibirlo. ES porque simplemente no sé qué decir cuando pienso en él...
Mas ese cuerpo NO ES desde el momento en que esta distancia se instala en el camino de ese cuerpo tuyo y mi propio cuerpo. NO ES desde el momento en que no existe en mí. NO ES porque soy incapaz de habitarlo. NO ES porque está ajeno a mí. NO ES porque el tan sólo mirarlo, me confunde y me pesa sin siquiera tocarlo. Me pesan esa distancia y esa levedad simplemente por la incapacidad de poder hallarlo pleno, completo, total y absoluto en mí. NO ES porque tan sólo percibirlo me mata, porque tan sólo pensarlo enloquece mi mente.
Y está ahí, está aquí..., inmóvil, completo, cual tiempo. Y como tiempo no puedo retenerlo ni acuñarlo. Como tiempo se escapa. Como tiempo es también presente, y mi presente y el de ese cuerpo simplemente no coinciden. Y en mi deseo de arrancar a ese cuerpo de tiempo quisiera morderlo, arañarlo, ahogarlo con esta sensación de sed, pero al mismo tiempo besarlo, acariciarlo, descubrirlo, conquistarlo, abandonarlo...
Cuerpo ajeno, cuerpo frío de la distancia, pero tan cálido que puede adivinarse, detrás de su propio andar, de su propio bamboleo. Cuerpo de luna, aislado, sereno, ajeno y distante. Cuerpo de luna que quisiera rescatar para mi propio gozo.
Y al final me doy cuenta que ese cuerpo pertenece a una realidad ajena a mí, inconquistable. Reconozco la propia identidad de aquel cuerpo que es una identidad distinta a la mía y por lo tanto imposible de poseer por completo.
Cuerpo sin dueño y yo..., yo aquí sin cuerpo.

Afortunado

Afortunadamente he dejado de saber hacia dónde voy, pues ello me ha quitado límites.
Afortunadamente he dejado de saber quién fui, pues así no tengo ataduras.
Afortunadamente he dejado de saber quién soy, pues así puedo inventarme cada día.

miércoles, 4 de mayo de 2005

Entre el Cielo y el Corazón

Miro es sonrisa y no puedo evitar comenzar a divagar. ¿Quién habrá tenido la sensibilidad para concebirla? ¿Quién además de inventarla fue capaz de convertirla en esta visible y palpable realidad? ¿Quién además de hacerla presencia fue finalmente capaz de hacerle parte de mi propio presente?
Y es esa misma sonrisa la que me trae de regreso y me digo que divagar es perder el tiempo, tiempo para poder estar con esa sonrisa y observarla y absorberla, de perfil, a oscuras, en silencio o a escondidas, desde lejos pero mejor de cerca, de colores, grana y blanca, pero también azul y violeta y naranja, con aroma y sin memoria, pero con el recuerdo de cada instante de esa expresión tuya.
Aun cuando esa sonrisa se enturbie, permanece, intacta, eterna, pues esa expresión física viene de la manifestación profunda de un sentir y de un vivir que trasciende, de una emoción que mira a la vida y de ella se nutre. Proviene de una actitud que decide ser presente y mirar hacia arriba y es en cada respirar de esa actitud que se van curveando esos labios, cual suave hondonada entre dos montañas.
Miro a esa sonrisa tuya, pero que al mostrarse al mundo se vuelve parte de aquel que la mira, es decir, carece de dueño, pero ello no impide que sea mía y que en mí se conserve.
Miro a tus ojos que también sonríen, en una misma frecuencia, en el mismo lenguaje y dirección que aquella expresión de tus labios, pero procuro siempre al final regresar 10 centímetros más abajo en tu rostro, a esa dulce y seductora carnosidad que viste a tu ser. Respiro de tu sonrisa y con ella me quedo, al menos por este instante, que al final es eterno, pues tu sonrisa, esta sonrisa, inicia y termina con cada momento, pero perdura por siempre como esencia de la propia vida.
Tomo tu sonrisa, cual regalo, cual tesoro. Tomo la sonrisa no por necesidad, sino por deseo, por el deseo de quedarme hoy con ella y, si es posible, con la portadora y dueña de es línea cuyos extremos miran al cielo y su sima al corazón.

lunes, 2 de mayo de 2005

De Noche

Es de noche ya... Cierro el día y el recuento de los daños y espero que no hayan sido irreparables. Pienso en ti, Güerita, y me digo que la espera vale la pena, que tu paciencia ha dado frutos y que mis huidas tenían sentido. Huía pues sabía que podía quedarme como hoy me he quedado, no sé si sólo por una temporada o para dejar la sólida evidencia de una historia que va comenzando y que no sé si termine, pero espero no se estanque. Si termina, mal momento, y si se estanca, peor aún. Y hoy que bueno que estás y mejor aún que me he quedado...

El Café de las Siete

Son las siete, y aunque con el horario de verano la noche se cuelga hasta las ocho, es a las siete cuando el café me sabe mejor, pues acompaño el aroma y el sabor de esta pasión con el color del cielo que se tiñe de color sorpresa y que el viento refresca y aleja cualquier problema del día y asienta mis alegrías... Puedo tomar café en cualquier horario sin temor a perder el sueño, pero que mejor que el de las siete.